Esta mañana mis magdalenas, café y yo tuvimos un singular invitado a desayunar… mientras mi zanussi me anunciaba que había que quitarla del fuego sonó el timbre y el cartero me entregó recién salido del horno la última entrega de las publicaciones de Arquia dedicada a ese maravilloso genio llamado Enric Miralles.
El libro documenta la trayectoria profesional partiendo desde sus años en la escuela, aquélla escuela de barcelona comprometida y reivindicativa, hasta fu fatídica muerte en el año 2000.
La naturaleza de mi encuentro con el libro (simplemente una ojeada rápida en lo que te zampas 4 magdalenas (pequeñas)) me deja un interesante sabor de boca: 400 páginas editadas por Josep M. Rovira y con contribuciones de Oriol Bohigas, Ramon Faura, Carolina B. García, Enric G, Peter Blundell, Carme Pinos, Rafael Moneo, y Benedetta Tagliabue.
La arquitectura de Miralles tiene un trasfondo inequívoco: medir a la disciplina con el devenir. Por ello, no es de extrañar que la reflexión sobre el tiempo sea el hilo conductor de su trabajo. Tiempo implícito y provocador cuando Blanchot anunciaba que, en el recuerdo, se liberaba el pasado. Así Miralles, al pedirle un estudiante que le aclare qué entiende por tiempo, responde: «[…] entiendo el tiempo físico que se obtiene en un lugar determinado…Cuando empiezas a trabajar la primera pregunta a hacerse es ¿cuál es la naturaleza del momento en el que empiezas? Eso no implica continuidad con el pasado. Si crees que el pasado es un aspecto del futuro, entonces te sorprenderías de lo que puedes hacer»
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Esta presencia del tiempo en la actividad del arquitecto que Miralles desarrolla tiene un final previsible: «Un proyecto no cierra diálogos: siempre deja cosas inacabadas, porque es imposible resolverlas y porque así es mejor. El diálogo puede resumirse en el próximo proyecto recuperando finales perdidos, trabajando con ellos en el tiempo. La duración del proyecto se traspasa de uno a otro, con relaciones invisibles y razones secretas que continúan existiendo» Miralles quiso representar ese devenir en sus proyectos y lo enunció sin ambigüedades: «En el Parlamento de Edimburgo estamos interesados en mantener esta especie de temblor».
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fj.álvarezatarés
¿Qué pienso? Que ya estoy tardando en tenerlo calentito en mis manos; las magdalenas pueden esperar…
Patricio
Que me huele a que no va a llegar nunca por Sudamérica, así que tendré que cargárselo a alguien o ir personalmente por el.
ROY
Existe la posibilidad de conseguir este ejemplar en Argentina?
Saludos cordiales
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