El movimiento y el reflejo del agua en un día de lluvia sirven de filtro a la fotógrafa Ira Fox para captar
esa parte de la ciudad desleida y abstracta que emerge después de una tormenta. Las calles se convierten en
enormes espejos que reflejan situaciones cotidianas, reflexiones de la realidad, sinuosas, difusas, indefinidas, deformaciones y asimetrias del entorno urbano con un resultado realmente hermoso. [—via—]
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