La semana pasada abrió sus puertas el nuevo espacio de la Tate Modern: The Tanks.
Un nuevo ejemplo de reutilización de infraestructuras concebidas para un uso muy distinto al cultural: Tres enormes cilindros subterráneos que servían de depósito de combustible para la antigua fábrica se han transformado en un lugar nuevo, invitando a buscar diferentes formas de llenarlo. Lo que en su momento fue carburante, hoy día es luz, movimiento, proyección y sobre todo, gente. The Tanks quiere dedicar el espacio a obras de arte en vivo, performance, instalaciones y cine.
El proyecto es obra de los arquitectos suizos Herzog y de Meuron, que han querido mantener la identidad del sitio, además de guardar la coherencia de esta rehabilitación con la que hace 12 años hicieron con la central. The Tanks forman parte de la primera fase de ampliación de las instalaciones de la famosa galería de arte londinense. El resto, que implica la construcción de más áreas de exposición aumentará considerablemente la capacidad total del museo, el cual ya abre nuevas miradas a su bagaje cultural.
make arquitectura
Parece que hay una gran tendencia en la arquitectura de rehabilitación actual, basada en la «no construcción y no adecuación» de los espacios, hacia una desmaterialización que en algunos casos potenciacia lo que fueron en su origen y en otras lo despojan y reducen a su esencia.
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