En su momento pasó con “La Pagoda” de Fisac, una compañía con fines lucrativos compra un edificio en desuso que por casualidades del destino es una obra de relevancia arquitectónica, los astros se alínean y se cuela la demolición sin mayor.
La central lechera de CLESA, de Alejandro de la Sota corre el mismo destino a pesar de que forme parte del registro de DocoMomo y formar parte del catálogo del patrimonio cultural de España, en 2001 el ayuntamiento se comprometió a incluirlo en el catalogo de elementos protegidos, pero la semana pasada dio la autorización para su derribo.
Y es que aquí, solo lo viejo se protege y esta joya construida parece que correrá el mismo destino a menos que se haga algo. Solo se puede detener el derribo con un expediente de protexxion, potestad del ayuntamiento y comunidad de Madrid. Pero ambas administraciones se niegan a ir más allá de las buenas palabras, y rehúsan proteger el edificio.
