Ya ha pasado un tiempo desde que se desató la furia de internet por la noticia del edificio inspirado en las curvas de una cantante pop estadounidense, un edificio criticado por la simple razón de haberse inspirado en alguien de la cultura popular. Como todo lo que vemos últimamente en internet llega al punto más alto sobre lo que es compartido, mencionado o criticado, para después caer en picado en el olvido y quedar en una simple anécdota. En este caso podemos hablar de dos cosas, en como la arquitectura contemporánea busca la mayor difusión para poder llegar a ser conocida y en la inspiración de la misma.
¿Porqué digo contemporánea? ¿Es acaso que antes no pasaba esto? No es que no pasara, es solo que era distinto, ya que es cierto que siempre se ha intentado difundir la arquitectura ya sea en tratados renacentistas que pasaban de mano en mano y a veces había quien los traducía en distintos idiomas, como también libros o revistas que viajaban de un lado a otro del mundo a través de las manos de arquitectos o personas que tenían la posibilidad y el interés en viajar y conocer otros sitios. Ahora tenemos las herramientas que facilitan el poder compartir cualquier información rápidamente, es bueno y malo a la vez, ya que no hay un filtro que nos diga que eso esta bien o mal. Hay quienes se hacen llamar críticos de arquitectura que defiendan su posición por ser ese filtro, que intentan a toda costa poner patas arriba a algún arquitecto que no encaja con su visión de la arquitectura o de amigos, lo de siempre.
Muchos de nosotros mientras hacemos un proyecto, buscamos referencias tanto en libros, revistas como en internet, es ahí donde encontramos tanta cantidad de información pero dentro de toda esa paja de «arquitectura de autor» hay pocos de los cuales podemos aprender y de nosotros depende saber si aquel edificio publicado es porque tiene interés para nosotros o para el que lo publica. Podemos aprender las bases del proyecto y del porqué de las cosas para no caer en lo banal e intentar copiarlo sin haber reflexionado anteriormente el porqué, solo basándonos en que si está publicado es porque puede que este bien.
¿Acaso no es mucha de la arquitectura contemporánea una anécdota? Arquitecturas que buscan aunque no quieran sus 15 minutos de fama, el estar en la boca de todos, el llamar la atención de los lectores de alguna forma u otra, con tal de hacerse viral. O aunque sean ya arquitectos reconocidos, están ahí siempre dando la nota. Ya que como se dice «Lo importante es que hablen de ti, aunque sea malo».
La inspiración juega un papel importante en esto, ya que la arquitectura ha tenido que apoyarse en distintas cosas para poder explicarse o generarse, ya sea una corriente artística, la naturaleza e incluso en la lingüística. Arquitecturas como las de Robert Venturi y Denise Scott Brown, nos enseñan que a través de iconos de la cultura popular se pueden generar proyectos interesantes, sin caer en un formalismo, solo tomando aquellos elementos que de verdad reflejen la cultura popular y pueda ser entendible sin problema alguno.
A veces confundimos idea con intención. ¿Cuál es la idea de tu proyecto? Es la pregunta que se escucha siempre en las clases de proyectos de la Escuela de A Coruña. Ya que al parecer un proyecto no puede generarse si no es con una idea, una idea que articule todo, desde forma hasta organización. Muchas veces he visto que esa idea cae en un simple formalismo, en una pretensión, el no ir más allá de la propia imagen del edificio, porque claro nos hemos inspirado en algo y debe representarse ese algo de alguna manera.
¿Y que pasa cuando la intención es hacer el parque del Siglo XXI? Como el proyecto del parque de la Villette, de Bernard Tschumi. El cual solo responde a un método de deconstrucción y análisis de cada parte del parque por separado, para después yuxtaponer cada elemento proyectado entre si.
La arquitectura contemporánea se inspira en tantas cosas últimamente, que a veces se pierde la capacidad de transmitir algún mensaje o de ser entendida por la sociedad. Desconozco si hubo alguna polémica entorno al Museo Judío de Berlin del arquitecto Daniel Libeskind, por haberse inspirado en el dolor que paso el pueblo judío en el holocausto, al deconstruir la estrella de David en una obra que en fachada refleja las heridas del holocausto. Pero al menos es una obra que ha sobrevivido al paso del tiempo y no se ha quedado en una anécdota, como otras muchas que hemos visto y que ahora mismo no recordamos.
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