Hemos visto muchos proyectos de «casas parásito» o ampliaciones externas de viviendas, y he aquí uno de ellos que me ha parecido bastante convincente, si es que esta palabra se le puede aplicar a algo que una comunidad de vecinos jamás te permitiría (salvo que escojas los vacíos legales de una «receta urbana»…). Este proyecto es la Casa Mochila de Stefan Eberstadt, y se instaló por primera vez en 2004 en Leizpig y en Colonia (Alemania).
Se trata de una ampliación prefabricada de vivienda de 2,5 í— 3,6 í— 2,5 m, cuyo nombre se inspira en los cables que permiten colgarla de la fachada del edificio que parasita, parecidos a la cinta de una mochila. La «habitación extra» se traslada hasta el edificio de una pieza y se levanta con una grúa hasta anclarla en apenas unas horas. La estructura presta especial atención a la estabilidad: se introducen en la cara abierta cuatro anclajes de conexión que encajan con orificios previamente efectuados en la fachada, y después se cuelga la caja mediante unos cables de acero de la cubierta del edificio.
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