Publicidad que da vida

Los anuncios publicitarios dentro de las grandes ciudades son parte del paisaje, en el caso de Latinoamérica muchas de estás estructuras son el sustento de alguna familia que cede parte de su parcela para poder colocar estos enormes anuncios. Al menos en México se quería regular de alguna forma su uso, ya que al gobierno de la ciudad de México le parecía antiestético.

Tal vez la solución no sea quitarlas, ya que fastidiaría de cierta forma la economía de las familias que se sirven de esta ayuda. En distintas partes del mundo se le esta dando una vuelta a lo que es el llamado Billboard, desde un uso social hasta una solución a la problemática de la vivienda.

En Perú la UTEC, ademas de alentar a los jóvenes a matricularse dentro de la universidad ha hecho que su anuncio publicitario genere agua potable a través de la humedad del ambiente. Dado que las lluvias son escasas y la humedad atmosférica es de casi un 98%, se ideo un sistema el cual generó en sus primeros 3 meses más de 9000 litros de agua potable.

Otros casos como el de un anuncio de Coca Cola junto con WWF, hicieron en Tailandia un filtro gigante, capaz de absorber los contaminantes que se encuentran en el aire, generando un aire mas puro. La instalación mide 60 x 60 metros y se compone de numerosas plantas de té de Fukien las cuales trabajan como un filtro natural.

En cuanto al uso de los anuncios como viviendas, utilizando ese espacio que se encuentra detrás de estos enormes carteles, los cuales pueden llegar a ser tan grandes como un apartamento. Esto inspiro al artista belga Karl Philips para iniciar su proyecto «El bueno, el feo y el malo», en el que se transforma carteleras urbanas en pequeños apartamentos de parásitos para los urbanitas.

En la ciudad de México la ilustradora Cecilia Beaven vivió durante 10 días detrás de un anuncio, que mezclaba la idea un lienzo con una vivienda mínima. Durante esos días ella tenía que dibujar todo lo que le pedía la gente en twitter para que la «fachada» de su vivienda temporal se convirtiera en una obra de arte.

Estos son solo algunos ejemplos de lo que puede dar de sí un anuncio, si se utiliza inteligentemente ese espacio y no solo para contaminar visualmente las ciudades. Pero tal vez la imagen que mejor resume que los anuncios pueden ser cualquier cosa es la del arquitecto Didier Faustino y sus columpios para la bienal de Arquitectura y Urbanismo Shenzhen-Hong Kong Bi-City.